29 mayo, 2007

Una nueva mirada al comercio

La Responsabilidad Social Empresaria ya se asocia con la exportación. Algunos socios internacionales hasta exigen certificaciones. Surgen los índices bursátiles éticos

Tres letras que apuntan a saber cómo ganan el dinero las empresas: RSE. Todavía en proceso de desembarque en el país, la promocionada -aunque no siempre bien conocida- Responsabilidad Social Empresaria parece haber llegado para quedarse. Es más, aunque suene como un trabalenguas, a mediano plazo, será esa llegada la que posibilite que muchos productos y servicios argentinos sigan saliendo al mundo.

De hecho, la RSE y la exportación tienen una relación mucho más estrecha de lo que se suponía hasta hace poco. "Cada vez en mayor medida, compañías del extranjero consultan acerca de nuestras prácticas y políticas de RSE. Es más, en diferentes oportunidades la empresa ha suscripto a políticas, códigos de ética y de conducta de sus clientes en el exterior como parte de sus acuerdos comerciales", dijo el gerente corporativo de Responsabilidad Social de Arcor, Claudio Giomi.

Según Alejandro Roca, del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (Iarse), "presiones externas, como las que ejercen los consumidores, empujaron a las empresas a crear gerencias de RSE. Hoy se mira una triple línea de resultados: la ecuación económica, medioambiental y social".

Daniel Meilinger, director comercial de la consultora Spirit Solution Network, estimó que "la demanda creciente de la globalización y los clientes, y la necesidad de minimizar los riesgos laborales, medioambientales y del entorno social, hacen que el requerimiento de certificaciones sea una constante en aumento". "No debe sorprender que sea un tema cada vez más exigido por clientes del exterior. De hecho cada día existen más índices bursátiles éticos que no pretenden que las empresas se transformen en víctimas y sacrifiquen la obtención de mayores beneficios, sino que asuman y demuestren que consiguen sus ganancias con prácticas éticas y siendo socialmente responsables. Por ejemplo, el Dow Jones Sustainability", añadió Meilinger.

Pero, ¿qué es exactamente la RSE? Aunque hay varias definiciones, todas coinciden en ciertas ideas:

  • Es el compromiso voluntario de las empresas con el desarrollo de la sociedad y la preservación del medio ambiente.
  • Es tener un comportamiento responsable hacia las personas y grupos sociales con quienes interactúa (incluye a los empleados, proveedores, consumidores y al Gobierno).
  • Va más allá del cumplimiento de la normativa legal establecida y de la obtención de resultados exclusivamente económicos a corto plazo.

Roca explicó que "se trata de una forma de gestionar el negocio" y se refirió a la típica "confusión" que genera la temática. "Para muchos se trata de las acciones comunitarias de una empresa, pero decididamente esa es una visión muy acotada", agregó el gerente de Comunicaciones del Iarse. LA NACION pudo constatar la teoría de Roca luego de consultar sobre el asunto a una gran cantidad de empresas. La respuesta mayoritaria fue que aplicaban RSE pero cuando se les pidieron detalles se limitaron a enumerar los aportes económicos a instituciones y emprendimientos de perfil social o acciones filantrópicas de la compañía.

En la clasificación que hace el Iarse se evalúan siete aspectos para verificar que una empresa esté trabajando con responsabilidad social: valores y transparencia, público interno, medio ambiente, proveedores, consumidores y clientes, gobierno y sociedad. Para tener una idea de la amplitud del concepto, la RSE incluye, entre muchos puntos, desde la eliminación de todas las formas de trabajo forzado e infantil hasta políticas de lucha contra la corrupción y cuidado del medio ambiente.

"Es muy importante determinar qué tipo de sociedad está ayudando a construir la empresa", dijo Roca.

En carne propia

Nadie mejor para explicar la importancia que la RSE tiene en la actualidad y la relevancia del tema en el exterior que Graciela Naum. La diseñadora, una de las argentinas más famosas en el mundo de la moda, tuvo un gran disgusto hace algo más de un año, cuando la Casa de Orange emitió un comunicado en el que informaba que la princesa de Holanda, Máxima Zorreguieta, dejaría de ser su cliente. Todo ocurrió luego de que el incendio en un taller textil clandestino en Caballito -el primer día de la visita oficial al país de la Casa Real Holandesa- matara a seis personas, cuatro de ellos menores, y quedaran al descubierto las condiciones infrahumanas en las que se trabajaba en varios centros de costura. Entre las denuncias que aparecieron estaba la de un empleado de un taller que cosía para Naum.

"Después del primer impacto y de un período de reflexión, decidí revertir la situación. No podía decir públicamente que todos mis talleristas, donde tercerizo parte de mi producción, tenían a sus empleados en blanco, pero podía instrumentar un programa de empleo legal", explicó Naum a LA NACION. El cambio sobrevino tras participar de un seminario que dictó Pierre Hupperts, un especialista holandés en RSE y moda. "Después de escucharlo entendí que no bastaba con pagar impuestos, que mi responsabilidad como empresaria era promover el bienestar y desarrollo de las personas que de alguna manera trabajaban para mí. Hoy estoy invirtiendo esfuerzo y dinero. Es verdad que se encarecieron mis costos pero ahora podré decir que mis prendas fueron confeccionadas cumpliendo altos estándares en responsabilidad social", dijo orgullosa.

Otra de las empresas líderes en RSE es Peugeot Citröen. En un contexto de internacionalización, el Grupo firmó el año pasado un acuerdo mundial sobre responsabilidad social con la Federación Internacional de Organizaciones de Trabajadores de la Metalurgia y la Federación Europea de Metalurgistas, que representan a 85 organismos sindicales. A partir de este acuerdo, que se aplicó en todas las filiales del Grupo, PSA Peugeot Citroën se compromete a aplicar las mejores prácticas de recursos humanos y a extender en todo el mundo la política de igualdad de oportunidades. El acuerdo marco mundial promueve 10 principios inspirados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración sobre los Principios y Derechos fundamentales en el Trabajo, sobre el Medioambiente, y el Convenio de la ONU contra la corrupción. Figuran, entre otros ítems, la eliminación de todas las formas de trabajo forzado e infantil, de la discriminación en materia de empleo y ejercicio de la profesión y medidas para la lucha contra la corrupción y prevención de los conflictos de interés.

Julieta Rotger, gerente de Comunicación Interna y RSE de la filial argentina destacó que en mayo de 2006, los tres gremios representados en la empresa -UOM 3 de Febrero, UOM La Plata y la Asociación de Supervisores Metalmecánicos de la Argentina- adhirieron al acuerdo. "Promover el diálogo social es uno de los componentes de la RSE", añadió.

Pero un dato más que interesante es ver cómo a partir de que una empresa elige este camino se genera un círculo virtuoso ya que es habitual que pida a sus proveedores y contratistas que cumplan con un compromiso similar.

Primeros pasos

Pero más allá de la movida que empieza a registrarse en algunas de las grandes firmas, la RSE es aún una materia pendiente en la Argentina. Alejandro Langlois, director institucional de ComunicaRSE, un sitio de internet que actúa como plataforma de divulgación del tema, dijo: "Aunque aquí estamos en un estadio primario, la RSE es cada vez más un requisito para vender a ciertos mercados". Pablo Furnari, director del programa Primera Exportación de la Fundación Gas Natural, coincidió con el diagnóstico. "No hay cultura de RSE en las pyme argentinas. Hoy, varias cumplen con ciertos estándares pero es más por obligación que por convicción", sostuvo.

Meilinger se lamentó: "No hay demasiada conciencia del tema en el país y es una pena porque entre los beneficios más directos figuran la posibilidad de acceder a nuevos mercados". Luego contó una anécdota reciente que tuvo como protagonista a un fabricante argentino de uniformes. "Cuando estaba a punto de cerrar un negocio con El Corte Inglés llegó la pregunta crucial: ¿trabajan con RSE? Ante la respuesta negativa, la tienda española les informó que si en seis meses no certifican RSE no podrán seguir como proveedores", relató.

La década del 80 fue la de las normas de calidad; la del 90 vio nacer y expandirse a las de medio ambiente. Hoy es la hora de la RSE, un concepto que, según los expertos, engloba a sus antecesores. La Argentina está abriendo, de modo tímido, la puerta a un temática que ya se ubicó en el centro de la escena. Parece necesario un empujón más enérgico.

Por Florencia Carbone

De la Redacción de LA NACION

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