08 noviembre, 2011

Hoy me gustó... El futuro de la RSE pasa por las alianzas

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Recomiendo la lectura de este artículo escrito por Josep Lozano, un catedrático del ESADE (España) que sigue iluminando con sus escritos y aportando valor desde su vasta experiencia en temas de Responsabilidad Social Empresaria. No podría estar más de acuerdo con sus palabras, que aquí les presento:



He tenido la oportunidad -invitado por Comfandi e Icesi- de participar en Cali en diversos encuentros enmarcados en el proyecto de Sistema de Responsabilidad Social del Valle del Cauca

Dicho sistema pretende movilizar y articular a las empresas del valle (sea cual sea su actividad y su tamaño) para facilitar el avance de cada una de ellas en la senda de la responsabilidad social y la sostenibilidad; para contribuir a mejorar las condiciones de desarrollo humano sostenible del valle; y para generar opinión y participar en las decisiones de lo público que afecten al desarrollo de la región.

El proyecto, impulsado por una energética mezcla de compromiso, voluntad e interés va avanzando a través de una dinámica de indagación y aprendizaje compartidos, en la que inevitablemente hay que manejar, simultáneamente, avances, innovaciones, tensiones y discrepancias. Estas dinámicas son tan estimulantes como complejas, y de lo único de lo que podemos estar seguros es de que no todos los involucrados avanzan en ella a la misma velocidad. Respetar la diversidad de ritmos sin amenazar el dinamismo del proyecto exige una finura de gestión y un liderazgo distribuido no fáciles de conseguir pero que son un ingrediente fundamental para el éxito de un proyecto de este calibre.

La experiencia del Valle del Cauca nos muestra y confirma de manera fehaciente algo que, en mi opinión, marcará decisivamente el futuro del desarrollo de la RSE: la construcción de alianzas. En más de una ocasión he sostenido que fue una ilusión la creencia de que el movimiento de la RSE, tras el impulso inicial al que se incorporaron muchas empresas –algunas de ellas muy relevantes-, desembocaría en un crecimiento sostenido e imparable. Esto no es así, no podía ser así, y sería un error de bulto atribuirlo a la crisis. La RSE no puede seguir creciendo a base de que las empresas se sumen a ella una a una. La siguiente fase del desarrollo de la RSE se basará –se está basando- en alianzas. Alianzas de todo tipo: no hay un único modelo, por supuesto. Pero es en el marco de las alianzas donde de pueden generar los incentivos, los estímulos, las motivaciones y, sobre todo, los aprendizajes compartidos que permitan a las empresas de todo tipo comprender e interiorizar que es posible una competitividad responsable y sostenible. 



Se ha hablado mucho –y con razón- de que las nuevas realidades sociales que están emergiendo y los retos que debemos afrontar requerirán acabar con divisiones estereotipadas y avanzar hacia nuevas formas de relaciones, convirtiendo lo que hasta hoy eran fronteras en membranas porosas. De ahí, por ejemplo, el énfasis creciente en la importancia de los partenariados público-privados. Partenariados que no nos deben hacer olvidar la importancia decisiva, especialmente en determinados contextos, que puede tener las alianzas privadas-privadas.

Porque, desde esta perspectiva es más fácil que emerja algo que considero cada vez más como consustancial en el desarrollo de la RSE: el compromiso empresarial a favor del espacio público que comparten con otros actores sociales. Los escépticos podrán decir que lo más probable es sólo veamos corporativismo o, lisa y llanamente, lobbies. Como siempre, a los escépticos no les faltan razones, pero no siempre tienen razón. Partamos del supuesto de que el espacio público no debe confundirse con el ámbito político: lo incluye, pero lo político no agota lo público. Y mucho menos debe abducirlo. Precisamente por esa misma razón adquiere pleno sentido que las alianzas empresariales se involucren en al análisis, presentación, impulso y fortalecimiento de propuestas que afecten a los retos y prioridades que deben plantearse en una región. Algo que es más difícil que pueda asumir cualquier empresa por su cuenta. 



Por supuesto esta involucración debe situarse más allá del clásico "qué hay de lo mío" y debe inscribirse en una convicción que no excluye la defensa de los propios intereses pero que los sitúa en un marco que los modula y contextualiza: la responsabilidad compartida en la construcción del espacio público común. Enfoque, por cierto, que puede ayudar a replantear y enriquecer las aproximaciones convencionales a la relación con los stakeholders. De manera que, sin que cada organización deje considerarse el centro de la relación con sus diversos grupos de interés, sepa al mismo tiempo relativizarse a si misma y verse a su vez como stakeholder de otras. Todas ellas configurando un sistema de relaciones que dibuja el espacio público común del que todas y cada una –a partir de su propia especificidad, sin renunciar a ella y sin necesidad de desbordarla- son y se sienten co-responsables activas.

Es desde esta perspectiva desde la que creo que tiene sentido afirmar que el futuro de la RSE pasa por las alianzas.

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