15 septiembre, 2011

Hoy me gustó.... Tan cerca y tan lejos

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Brindar un horario laboral flexible, extender la licencia por maternidad, ofrecer la posibilidad del teletrabajo, poner a disposición permisos para hacer trámites, promover la paternidad responsable; son algunas de las iniciativas que una empresa puede impulsar para propiciar un entorno que facilite la conciliación entre la vida laboral y familiar de su público interno. Se trata de una tendencia global, cada vez más demandada (y valorada) por los colaboradores, que también está presente en nuestro país.

Sin embargo, el escenario actual refleja cuánto camino queda aún por recorrer en torno a este tema. Este año se dio a conocer en la Argentina un estudio internacional realizado por el
IESE Business School de España, que -entre otros datos relevantes- destaca que sólo el 18% de los argentinos considera que su entorno laboral concilia trabajo y familia.
De acuerdo al estudio, la Argentina es el país donde más se valora el apoyo de las empresas a las prácticas amigables con la familia.

En efecto, en comparación con el promedio de los países que participaron de la encuesta, los trabajadores argentinos tienen mayores intenciones de renunciar a su puesto cuando sienten un entorno que sistemáticamente dificulta el balance entre la familia y el trabajo. En una escala de 1 a 7, nuestro país alcanza una puntuación de 5,2, mientras que a nivel mundial se habla de 4,6. En el resto de los posibles entornos, la situación es bastante similar entre la Argentina y el resto de las naciones evaluadas.

Una de las dificultades que aparece en el mapa de las empresas en relación a este tema, es el tratamiento del mismo “como un dilema personal y no de gestión”. Aparece así, un desafío relevante que requiere pasar de las buenas intenciones y acciones aisladas a la inclusión de políticas y prácticas que propicien un equilibrio entre la vida familiar y laboral como parte de la gestión de la organización con su público interno. Ello requiere promover hábitos hacia adentro de la entidad empresarial, donde el involucramiento y compromiso de la alta dirección y los mandos medios como agentes replicadores y hacedores de estas políticas, constituyen un aspecto fundamental.
                                                                    
En ese sentido, es importante tener en cuenta que existen en las empresas algunos prejuicios que funcionan como “obstaculizadores” de estas iniciativas, ya que muchas veces se asocia la implementación de estrategias conciliatorias con la generación de mayores gastos para la compañía. Como contrapartida, en aquellas organizaciones empresarias donde se aplican estas políticas, aparece en ocasiones en el imaginario de los colaboradores cierto temor a gozar de esos beneficios, al considerar que podría acarrear consecuencias negativas en su carrera profesional, en vistas a un ascenso.


Para Patricia Debeljuh, directora ejecutiva del Centro de Conciliación Familia y Empresa del IAE Business School a cargo del capítulo local de la investigación, la flexibilidad del trabajo no es sólo un beneficio para los empleados, es una asociación estratégica entre empleados y empleadores. Según la especialista “en un contexto competitivo como el actual, retener en base al salario, tal como tradicionalmente se ha venido considerando, ya no es suficiente ni sostenible. Hay que abordar el paquete de compensación considerando la parte del salario emocional, aquel que viene a facilitar que las personas puedan dar satisfacción a sus necesidades trascendentes. Un factor clave del salario emocional es la conciliación trabajo–familia. Es por esto que hoy el concepto de Empresas Familiarmente Responsables (EFR) es clave”.

Virar hacia modelos de empresas familiarmente responsables implica adoptar una serie de prácticas y políticas formalizadas dentro de la empresa, que apoyen la vida laboral y familiar del público interno de una organización empresarial, proporcionando flexibilidad tanto en el tiempo como en el espacio y generando beneficios que vayan más allá de una retribución económica. Ello generará impactos positivos para la compañía que se traducirán en una diversidad de beneficios: reducción del estrés de los empleados (primer causa de la falta de conciliación trabajo y familia); aumento de la motivación; mejora del clima laboral; reducción del ausentismo y los niveles de rotación; mayor sentido de pertenencia y lealtad hacia la compañía; incremento de la capacidad de innovación y productividad; entre otros indicadores.

Desde esta perspectiva -y de acuerdo a una de las conclusiones más relevantes del estudio realizado por el IAE- surge la figura de la familia de los empleados como un nuevo stakeholder de la empresa. Identificar sus expectativas y necesidades mediante una actitud empática constituye un desafío central para las compañías que apuestan a preservar su capital humano y comiencen a visualizarse como protagonistas de este cambio cultural. Donde la brecha entre el “tan cerca y tan lejos” no dependa solamente de una convicción personal sino de una decisión estratégica para la gestión de los negocios.

Jimena Mercado
Directora de Comunicación
IARSE
jmercado@iarse.org



El Índice de Empresas Familiarmente Responsables (IFREI), un estudio internacional desarrollado por el IAE Business School de España en más de 20 países del mundo. En Argentina fue realizado por Patricia Debeljuh y Angeles Destefano del IAE, desde el Centro de Conciliación Familia y Empresa (Confíe). Desde España fue liderado por la profesora Mireia Las Heras y Nuria Chinchilla, del IESE, desde el International Center for Work and Family (ICWF).

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