18 diciembre, 2007

Petropack contribuye a la formación e inserción laboral para personas con discapacidad visual

Para Petropack S.A., una compañía entrerriana, productora de envases plásticos flexibles, la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) debe estar plasmada en la política interna de la empresa, integrando en la gestión corporativa el respeto por los valores éticos, las personas, la comunidad y el medio ambiente.

El Programa de Formación e Inserción Laboral para las Personas con Discapacidad Visual que lleva a cabo junto a la Fundación Ágora Argentina en Entre Ríos, por ejemplo, constituye una de las iniciativas que la entidad viene implementando en el marco de su política de RSE. La experiencia se impulsa con el apoyo de Fundación Once América Latina; el Centro Amigos del Ciego Entre Ríos y la Escuela Especial de Ciegos Disminuidos Visuales Hellen Keller.

El proyecto tiene como objetivo brindar herramientas concretas que posibiliten a las personas que han perdido o han disminuido la visión, estar mejor preparados en su inserción en el mercado laboral. De este modo, se ejecutan diversas capacitaciones donde básicamente los participantes realizan un proceso de búsqueda de empleo, haciendo hincapié en sus propias competencias, habilidades y fortalezas. La decisión de llevar a cabo la propuesta no fue simple, implicó un tiempo interno de reflexión y análisis del grupo.

En la historia de Petropack ha sido una constante responder a las necesidades del entorno al que no es ajeno, pero, concientes de la seriedad que el tema de la RSE merece, pensamos primero actuar hacia adentro, implementando programas internos y luego, con toda la organización comprometida salir a la comunidad”, referencian desde la empresa.

Apuesta por partida doble

La metodología de los cursos –que ya concluyeron este año- incluye una formación de veinte horas, donde se intenta trabajar sobre aspectos que permita a los asistentes encontrar una salida laboral, de acuerdo a la demanda que existe a nivel local. “No egresan con un saber específico vinculado a una temática u oficio concreto, sino que se intenta dar herramientas de acuerdo a las características de la población, para que dentro del mercado puedan conseguir un empleo”, explica al respecto María Fernández González, gestora laboral de la ONG.

Así, en los encuentros se abordan aspectos vinculados a cómo desempeñarse en una entrevista de trabajo, cuáles son los pasos para conformar un micro emprendimiento, con la firme premisa de “no esperar el asistencialismo”. De acuerdo a Fernández González “la intención es comentarles que no están solos en esto, que cuentan con un programa a nivel nacional y en este caso, con una empresa que se comprometió a hacer acciones concretas con respecto al empleo”.

Las palabras de Fernández González aluden a la consolidada decisión de Petropack de continuar con la iniciativa que se gestó. De esta manera, culminada ya la etapa de formación, la empresa va a seleccionar y a capacitar a personas que participaron de la experiencia para que comiencen a trabajar en la compañía, apostando así a una inserción laboral genuina.

Como contrapartida, la Fundación Ágora Argentina se encarga de brindar acompañamiento a todo el proceso, mediante charlas informativas sobre discapacidad a los empleados de la firma. El compromiso con el proyecto trasciende los propios límites de la empresa, quien viene gestionando diversos contactos para que otras instituciones que se ocupan de personas con discapacidades puedan replicar la experiencia ejecutada. Y no sólo eso, también la apuesta de Petropack es que otras entidades empresarias comiencen a imitar y promover el sentido del programa.

Somos conscientes de que los resultados dependen de una construcción constante que sume a más actores y más oportunidades”, explican desde la compañía. Por eso, la participación de numerosos actores locales y su articulación se perfila como uno de los desafíos para el 2008: “El programa continuará trabajando en la región. Nuestro deseo para el próximo año es que más empresas, instituciones y entidades intermedias se involucren y se sumen a esta propuesta”.

17 diciembre, 2007

La hora de las ciudades post-Kyoto

Aunque hoy todos en Bali están convencidos de la existencia del cambio climático y de la necesidad de afrontarlo, los acuerdos que se deben tomar estos días son mucho más complejos que los que se planteaban hace 10 años, cuando los países más contaminantes eran sólo una minoría. Ahora no tiene ningún sentido un acuerdo que no obligue a las economías emergentes como China, que este año superará las emisiones de CO2 de Estados Unidos.

La mayoría acude a Bali para aportar soluciones, aunque diferentes y no todas fáciles de aplicar. Por ejemplo, los países con grandes bosques tropicales como Indonesia o Brasil piden compensaciones para evitar la deforestación, de manera que se ahorrarían emisiones de CO2 al evitar quemar los bosques y se preservarían para que actuasen como sumideros naturales de estos gases.

Las regiones productoras de hidrocarburos apuestan por invertir en tecnologías capturadoras de CO2 para evitar reducciones drásticas del consumo de petróleo y, por su parte, China e India piden una menor exigencia en la reducción de emisiones a cambio de disminuir su intensidad energética.

Estados Unidos, el principal contaminante, se mantiene ausente en estos debates con la excepción de algunas voces discordantes dentro del propio país. Primero fueron cientos de ciudades y ahora se ha añadido un sector importante de los sindicatos, que en la reunión del Panel Intergubernamental de Científicos sobre el Cambio Climático (IPCC) celebrada en Valencia el pasado mes de noviembre, apoyó el Protocolo de Kioto por primera vez porque ya no lo ven como un riesgo para su economía (como lo ve Bush), sino como una oportunidad para crear nuevos sectores de actividad y de trabajo. Afortunadamente, esta es la última cumbre de Bush, y ya todo el mundo espera saber cuál será la postura del próximo inquilino de la Casa Blanca.

Mientras, España es el país industrializado más alejado de los objetivos del Protocolo de Kioto. Ratificado por el Gobierno de Aznar, ha sido el Ejecutivo actual el que lo ha tomado en consideración, pero no como se merece, sino con medidas muy recientes e insuficientes asumidas prácticamente en solitario por el Ministerio de Medio Ambiente y no como prioridad de todo el Gobierno.

Finalmente, los que apostamos por un pos-Kioto fuerte consideramos que la 13ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático será un fracaso si las naciones desarrolladas no acuerdan como mínimo que para 2020 se reduzcan las emisiones el 20% respecto a 1990. En este sentido, la Unión Europea está dispuesta a asumir incluso recortes de hasta el 30% si el resto de las naciones industrializadas lo acuerda.

En este contexto, y cuando por primera vez en la historia más del 50% de la población mundial vive en ciudades, los gobiernos locales tenemos que aceptar la responsabilidad de actuar: es en el ámbito urbano donde se consume más del 70% de la energía mundial y donde se emite el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero. El mundo local no sólo es una parte del problema, sino sobre todo una parte muy esencial de la solución.

Tenemos un camino recorrido: en 1992, en Río de Janeiro, los diferentes niveles de la Administración recibimos el encargo de un futuro más sostenible, y el balance en Johannesburgo, en 2002, evidenció que las ciudades habían hecho más los deberes que las regiones y los Estados.

Sabemos que debemos centrar los esfuerzos en promover una urbanización más densa y mixta; utilizar energías limpias y renovables; potenciar una movilidad y una edificación sostenibles; y concienciar a la ciudadanía para hacer frente a estos retos. El Ayuntamiento de Barcelona lo está haciendo, con medidas como el Bicing, más reciente, o la ordenanza solar, que ha supuesto que la superficie de placas solares térmicas haya aumentado en más de 24 veces desde el año 2000.

Pero para hacer estos esfuerzos en mejores condiciones, las ciudades reivindicamos que en Bali los gobiernos locales y sus propuestas se integren plenamente en el nuevo acuerdo posKioto de las Naciones Unidas, ya que la mayoría de las acciones se tienen que desarrollar en las ciudades.

Reclamamos que en Bali se evidencie, además de liderazgos estatales comprometidos, el compromiso de las ciudades.

Fuente: Fundación Entorno (España)

06 diciembre, 2007

Me quiere, no me quiere… me cuida, no me cuida

Numerosas evidencias empíricas muestran que el movimiento a favor de la Responsabilidad Social Empresaria registra, a nivel global, un formidable desarrollo en los últimos años.

Dos hechos puntuales, por citar algunos, dan cuenta de ello. Por un lado, cientos de organizaciones –con orígenes y finalidades bien diversas- se encuentran enfrascadas en la elaboración de la norma ISO 26000 de Responsabilidad Social para reglar y consensuar aspectos centrales de este nuevo modelo de gestión de los negocios. Por el otro, cada vez son más las entidades (no sólo empresas) alrededor del planeta que empiezan a reportar sus avances en la gestión de la RSE y la triple creación de valor, muchas veces adoptando herramientas globales como el Global Reporting Initiative (GRI).

Tal como señala Roberto F. Bertossi, autor de un excelente artículo al cual tuve acceso recientemente, “es auspicioso verificar que no pocos líderes de áreas empresariales se orientan hacia una responsabilidad social consistente como estrategia de creciente valoración en las relaciones de mercado en función de un desarrollo sustentable”. (1)

Así, en un período relativamente corto de tiempo, la RSE pasó de ser vista como “una moda” a ser crecientemente percibida como factor decisivo para la diferenciación en el mercado y la supervivencia del negocio en el largo plazo.

Un estudio presentado hace pocos días por la firma de Relaciones Públicas Edelman parece dar soporte a esta última afirmación. The
Goodpurpose Consumer Study (algo así como “El Estudio del Consumidor Bien Intencionado”) es el nombre con el cual ha sido bautizada esta encuesta llevada a cabo entre 5600 consumidores de nueve países (Estados Unidos, China, Reino Unido, Alemania, Brasil, Italia, Japón, India y Canadá) con el fin de explorar sobre sus actitudes respecto a temas sociales, las acciones que toman frente a creencias propias, y el papel que consideran juegan las marcas en “hacer la diferencia”.

Los resultados son bastante alentadores. Cada vez más los consumidores (stakeholder clave si los hay para el crecimiento de la RSE) están tomando conciencia del rol trascendental que juega el sector privado en el desarrollo sustentable de nuestras sociedades modernas. Y declaran estar más involucrados que nunca en la acción social, con un 88% señalando que es su trabajo “contribuir a tener una mejor sociedad y medio ambiente”.

Mitch Markson, Presidente Global de la práctica de Consumo y fundador de goodpurpose de Edelman, se refiere al fenómeno emergente mediante el vocablo “Responsabilidad Social Mutua, donde los consumidores y las marcas que interactúan día a día toman un interés y responsabilidad mutua en ser buenos ciudadanos”. Desde el IARSE solemos hablar de co-responsabilidad, aunque la idea es la misma. Somos todos co-responsables (Empresas, Sociedad Civil, Gobierno, Medios de comunicación, Universidades, Sindicatos, Consumidores, etc.) del desarrollo sustentable del conjunto social que integramos.

Semejante toma de conciencia registra pocos antecedentes en los últimos tiempos. Por ello es válido reflexionar sobre algunas de las principales conclusiones del estudio:

§ Los consumidores creen profundamente en la acción social. Al punto que en 8 de los 9 países consultados, éstos declaran –en porcentajes superiores al 50%- estar más involucrados en causas sociales que dos años atrás.
§ Los consumidores prefieren marcas que ayuden a “hacer la diferencia”. A la hora de elegir una marca, el 52% indica que la calidad es el elemento más importante, seguido del precio en un 29%. Sin embargo, a igualdad de calidad y precio, el factor diferencial entre dos marcas es justamente su compromiso o propósito social, en un 41% (seguido por diseño e innovación -32%- y la lealtad a la marca -26%-).
§ Los consumidores están listos para comprometerse con marcas en Responsabilidad Mutua. El 70% estaría dispuesto a pagar más por una marca que apoya causas sociales; el 73% pagaría un precio mayor por productos amigables con el medio ambiente.
§ Las marcas tienen la oportunidad de alcanzar a los consumidores a través del propósito social. Aunque a nivel mundial solamente el 39% de los consumidores son conscientes de cualquier marca que apoye activamente buenas causas a través de sus productos.
§ El “boca a boca” es la fuente de información más creíble sobre marcas que apoyan buenas causas.
§ Hay variaciones entre los países desarrollados y los en vías de desarrollo, en cuanto a los intereses por la acción y propósitos sociales. Encabezado por Brasil, el 63% de los consumidores en países subdesarrollados como India (42%) y China (32%) están más involucrados en buenas causas hoy de lo que lo estaban hace dos años, en comparación con los consumidores de países desarrollados como Estados Unidos (40%), Italia (38%), Canadá (36%) y Reino Unido (33%). (2)


El panorama muestra un perfil de consumidor mucho más comprometido; deseoso de que las marcas o empresas con las que habitualmente interactúa se involucren más activamente en cuestiones sociales y ambientales; dispuesto a premiar con su compra a las marcas que adopten conductas socialmente responsables, o castigar con su indiferencia a las irresponsables; encontrando modos activos y creativos para exigir más y mejor RSE.

Sin dudas, la RSE está incidiendo cada vez más sobre sus decisiones de compra y fidelidad. Ya es un factor central para que las compañías puedan diferenciarse, liderar e incluso sobrevivir en un mercado global y tan competitivo. Todo indica, además, que la tendencia se profundizará en los años venideros.

Diversos especialistas coinciden en señalar que los consumidores elegirán en forma creciente a aquellas empresas con las que se sientan “queridos y cuidados”. Querer y cuidar. Dos nociones que deberán tener claras tanto las compañías tradicionales como las en formación, cada vez con menor margen para hacer oídos sordos a un llamado tan intenso de parte de sus clientes.

Alejandro Roca
Director Área Comunicaciones
IARSE

aroca@iarse.org
www.iarse.org


(1) “Responsabilidad Social Empresaria (y cooperativa en particular)” – Por Roberto F. Bertossi en PortalCoop (Portal de Cooperativas y Mutuales) – Ver:
http://portalcoop.com.ar/2007/responsabilidad-social-empresaria-y-cooperativa-en-particular.html

(2) Para mayor información sobre The Goodpurpose Consumer Study, visite el site:
www.goodpurposecommunity.com

03 diciembre, 2007

La UE pugna por automóviles menos contaminantes

La Unión Europea quiere imponer límites obligatorios a emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de autos.

Ante la elevada oposición de fabricantes del mercado europeo, la Comisión ha propuesto incluso que las emisiones promedio de todas las gamas de cada marca no supere en 2012 los 130 gr de CO2 por km.

Un estudio junto a la Federación Europea de Transporte y Ambiente muestra de forma clara cómo las fabricantes de autos están lejos de esta meta. En 2006, las emisiones medias por toda la venta de creadores sobre 200,000 coches en la UE superaban la meta. Algunos están produciendo incluso más dióxido de carbono que en 2005.


Fuente: Blog Responsable

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